Desafíos al final de la vida

El acompañamiento al final de la vida es algo que todos vamos a experimentar en algún momento, especialmente en nuestro ámbito de trabajo. Hay residencias que debido a que cada vez se alarga más el ingreso en las mismas por parte de las personas mayores, que tienen un número de fallecimientos significativo a lo largo del año.

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Hablar de la muerte siempre resulta poco agradable, especialmente a los más jóvenes. En general, los más mayores experimentan menos ansiedad ante esta por motivos como la mayor cantidad de experiencia relacionada o como lo relativo al concepto de Integridad en la vejez que propuso Erik Erikson. Ciertamente incomoda, pero es fundamental enfrentarlo para comprender cómo desean ser cuidados aquellos a quienes apoyamos en sus últimos meses, así como sus tratamientos y deseos.

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Ser testigos de esa transición y asegurarnos de que se cumplan los deseos al final del trayecto es una experiencia que puede ser percibida como una oportunidad de valor incalculable para el crecimiento profesional y personal. Sin embargo, no podemos ignorar los desafíos que esto conlleva para quienes reciben apoyo, sus familias y las organizaciones de atención.

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El envejecimiento de la población y la escasez de personal cualificado plantean desafíos adicionales al brindar acompañamiento en el tramo final de la vida. La creciente demanda se enfrenta a recursos limitados, lo que a menudo resulta en experiencias subóptimas para aquellos que se encuentran en esta etapa.

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¿Son los cuidados paliativos siempre sinónimo de estar en el final?

Es crucial diferenciar estos términos, dado que mencionar "cuidados paliativos" puede generar malentendidos e innecesarias ansiedades.  Y es que, a menudo, se entremezclan los términos "cuidados paliativos" y "fin de la vida", generando confusión. Los cuidados paliativos, en contraste, abarcan un espectro más amplio y se extienden más allá del diagnóstico de enfermedad terminal. Su enfoque integral se centra en el bienestar general, y no exclusivamente en el tramo final del camino. Por otro lado, los cuidados al fin de la vida se concentran en brindar acompañamiento a quienes se encuentran cerca del término de su travesía.

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Al explorar los servicios de cuidado, es común encontrar referencias al acompañamiento en el tramo final de la vida, mientras que los cuidados paliativos reciben menos atención. Esta disparidad ofrece una oportunidad para cambiar la percepción y mejorar el acceso a estos servicios. 

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La ética del apoyo emocional

El apoyo emocional tanto para las personas que están marchando como para sus seres queridos es fundamental en esta etapa. Además, es necesario abordar decisiones éticas difíciles, como las órdenes de no sostener asistidamente la vida de la persona y las opciones de cuidados al final de la vida.

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Solemos sentirnos tristes si vemos tristes a los demás, por lo que inconscientemente tendemos a negar la oportunidad de estar tristes. Expresiones como “debes ser fuerte” o cualquier otro enunciado que niega el dolor a alguien en duelo es un error. Es más conveniente cambiarlo por una muestra sincera de apoyo. Fomentar la comunicación efectiva y proporcionar recursos para una toma de decisiones informada puede aliviar algunas de las tensiones asociadas con estas situaciones. Al mismo tiempo, es de vital importancia comprender que nuestra empatía no puede jugarnos una mala pasada. 

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Afrontar los desafíos del tramo final del camino requiere un enfoque integral y colaborativo dentro del equipo, que ayude al conjunto de persona y familia a sentirse bien acompañado. Al tomar medidas concretas y promover la conciencia sobre la importancia de los cuidados paliativos, podemos mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan esta etapa final.

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